En multitud de ocasiones los trastornos o daños en nuestro sistema nervioso son los verdaderos causantes de la aparición del dolor orofacial.

El bruxismo es el hábito por el que se aprietan o rechinan los dientes de forma inconsciente y sus síntomas no se manifiestan de igual forma en todas las personas. El bruxismo puede ser consecuencia de estrés, ansiedad o alteraciones oclusales entre otras causas y tiene diferentes manifestaciones como pueden ser desgastes dentarios, dolores musculares, movilidad de las piezas dentales, sensibilidad y patología de la articulación temporomandibular, ésta última a menudo puede confundirse con dolores de oído.
Un correcto diagnóstico de la disfunción cráneomandibular y el dolor orofacial implica un seguimiento exhaustivo del historial clínico así como pruebas complementarias de otras especialidades médicas para su posterior estudio. El tratamiento del dolor orofacial y la patología de la ATM requieren un enfoque especializado y multidisciplinar adaptado a las necesidades de cada paciente de forma personalizada.